viernes, 11 de febrero de 2011

“Después de 30 años en Brighton, en España sólo me queda la familia”


Tenía tan sólo 21 años cuando decidió tomar suerte en Inglaterra. Una bolsa de acompañante y un largo viaje en autobús trajeron a Francisco Javier Rivas, natural de Santander (Cantabria), a Brighton en 1982. Ahora 29 años después, este español de 50 años, tiene toda su vida aquí: casado con una mujer uruguaya, padre de dos hijos mellizos de 11 años y gerente del popular restaurante Don Carlos, situado en el corazón de Brighton, The Lanes.

Francisco forma parte de la gran comunidad española que reside en Brighton actualmente. Pero a diferencia de muchos de ellos que vienen a pasar cortas temporadas, él ha encontrado su sitio aquí. “La verdad es que no tengo ninguna queja”, reconoce claramente, “si vuelvo o no a España, dependerá de lo que mis hijos quieran. Voy a menudo a España porque echo de menos a mi familia, que es al fin y al cabo lo que queda después de casa 30 años viviendo en Brighton”.

Aunque han pasado casi tres décadas, las razones que hicieron venir a Francisco a Inglaterra fueron muy similares a las que siguen atrayendo a miles de españoles a este país cada año. “Estuve trabajando en una compañía mercante en Cantabria, pero quería salir de la rutina y claramente aprender inglés”, explica.

Así es julio de 1982, después de pasar unos días en Pamplona (Navarra) para disfrutar de las fiestas de San Fermín, Francisco llegó a la estación de Victoria en Londres. “Estuve tres semanas, pero no me gustó. Buscaba una ciudad más pequeña, de costa, cerca de la capital y no dudé en venir a Brighton”, comenta el cántabro.

En la década de los 80 mudarse a otro país europeo no era tan fácil como hoy en día. Había que conseguir un visado antes de partir. Francisco lo obtuvo en España para estudiar en Inglaterra por tres meses. Sin saber nada de inglés, se pasaba los días en la academia y tal como recuerda tuvo mucha suerte porque en su clase estaba rodeado de suizos y alemanes y no hablaba en español. Después de los tres meses, quería permanecer en el país y para ello encontró trabajo como friega platos en el restaurante Duomos. “Desde que vivo en Brighton siempre he trabajado en el mundo de la hostelería. Empecé por lo más básico debido a mi nivel de inglés, pero durante todos estos años he trabajado como gerente en diferentes restaurantes y regentado dos cafeterías con mi mujer hasta que comencé a trabajar en Don Carlos, explica.

Su carrera en este restaurante comenzó en el año 2001, pero tal y como señala “fui uno de sus primeros clientes cuando se abrió en 1986”. En esa época, la ciudad contaba con muchos establecimientos, principalmente griegos e italianos y como explica Francisco: “Don Carlos fue pionero en establecer la comida española en la ciudad por lo que pasaron unos años hasta que consiguió hacerse con una clientela regular”.

Sin embargo, más de 20 años después, el negocio se mantiene vivo y a la cabeza pese al incremento de restaurantes españoles que empezaron a proliferar en la ciudad hace ya unos diez años, cuando empezó a ponerse de moda la cocina española y, en especial, el sistema de tapas. “Somos auténticos. Mantenemos el ambiente típico de tasca española con un amplio menú y buen servicio”.

Entre comida inglesa y española se queda con la segunda, aunque reconoce que se ha adaptado muy bien a la dieta anglosajona. Y entre clientes ingleses y españoles no hace diferencia y añade que “a veces el español puede ser el cliente más difícil”.

Respecto a la ciudad, de la cual está enamorado por su carácter cosmopolita, como lugar preferido se queda con el Don Carlos. “Tampoco me queda mucho tiempo para salir más por ahí. Y entre la gente se queda con su mujer, sus hijos, los cuales poseen corazón español y lengua inglesa, y sus grandes amistades pertenecientes tanto a la comunidad inglesa como a la hispana.

1 comentario:

Freddie dijo...

Brighton, mi sueño es quedarme a vivir alli tambien :)
Muy buen articulo, me ha animado.