miércoles, 24 de septiembre de 2008

La parte de un todo

Como sospechó, al final, Luis llegó a casa a las 6.00 de la mañana, después de llevar a Álvaro a su casa y meterlo en la cama porque, como de costumbre, el chico se pilló una de sus monumentales cogorzas con las que se olvidaba hasta del lugar donde estaba y con las que su mente sólo daba para reír o llorar, dependiendo del momento, aunque por suerte esta vez tocó aguantar el pedo divertido.
Nada más entrar en casa se acordó de que Estela le había comentado que el sábado tendrían que levantarse pronto para ir a comprar los regalos del cumpleaños de su casi suegro, ya que después había que dárselos durante la comida familiar, en la que se juntaban todos los hermanos de su chica, con la que llevaba tres años, sus respectivas parejas y sus dos “encantadores” sobrinos.

- ¡Mierda! - pensó Luis mientras echaba el cerrojo de la puerta – Me quedan menos de cuatro horas para descansar y tengo de todo menos sueño.

Se fue a la cocina para prepararse su plato favorito después de llegar de marcha, lomo con pimientos. Un gran método que le ayudaba a calmar el efecto del alcohol ingerido durante toda la noche sobre su cabeza, pero una hora después seguía en la cocina con los ojos como platos y sin poder dejar de pensar en lo que le había dicho la chica del metro.

- Sav ednod rop serim euq y odnum le rop ogeic sav euq, sav ednod rop serim euq y odnum le rop ogeic sav euq…- repetía constantemente a la vez que recordaba la cara de la joven, que ni por guapa ni por fea, tampoco podía olvidar.
- ¿Por qué entiendo esto?, ¿de qué idioma se trata? ¡Madre mía!, debo de estar muy borracho para rayarme por esta tontería.

Por fin y después de un ensimismamiento poco habitual en Luis, se levantó de la mesa y recogió su cena-desayuno como si ya estuviese concienciado de meterse en la cama, donde le esperaba plácidamente dormida su novia, aunque a mitad de camino, cambió de opinión y se dirigió al salón para encender el ordenador. Con sigilo, Luis conectó el portátil en la mesa pequeña del salón mientras repetía la extraña frase para plantarla directamente según apareciese la página de Google. Le costó más de diez minutos escribirla y cuando estuvo convencido de que la frase estaba escrita correctamente dio al botón de aceptar con la esperanza de que desapareciese su intriga.

Pero por desgracia en la pantalla sólo apareció: “Su búsqueda - Sav ednod rop serim euq y odnum le rop ogeic sav euq - no produjo ningún documento. Asegúrese de que todas las palabras estén escritas correctamente. Intente usar otras palabras. Intente usar palabras más generales. Intente usar menos palabras”.
Luis no quiso tirar la toalla tan pronto y aceptó la sugerencia de intentar usar menos palabras, así que comenzó por la primera.

- A ver que sale con sav – se animó Luis - una distribuidora videográfica, una asociación de agricultores, recursos audiovisuales…
- Va no tiene ningún sentido. Una palabra más y lo dejo.

Tecleó ednod pero sólo se mostraban páginas de myspaces sin relación alguna, por lo que desistió en su empeño y se fue a dormir. Eran las 8.30 y en menos de dos horas, Estela ya le estaría despertando para pasar un día de lo más divertido con su familia política.
Como era costumbre, durante el desayuno Estela le hizo el tercer grado a Luis para conocer con todo detalle su noche con Álvaro. “¿Dónde fuisteis?, ¿Con quién estuvisteis?, ¿Por qué no avisaste de que ibas a llegar tan tarde?, ¿No beberías demasiado?” Eran sus preguntas trampas más habituales y, a pesar de que Luis le intentaba contar todo con pelos y señales, su chica nunca se quedaba conforme, por lo que siempre le tocaba escuchar típicos reproches de novia desconfiada.
Luis se encontraba mal. Sólo pudo dormir una hora y las copas de la pasada noche le estaban pasando factura, pero si quería que el día con Estela fuese tranquilo sabía que tenía que poner su mejor cara, por lo que disimuló todo lo que pudo su resaca.
Sin embargo, el día no era propicio para tanto disimulo, ya que según salían de la cuarta tienda con las manos vacías, Luis empezó a marearse. Estela no se percató de la mala cara de su novio y sin más tomó dirección a El Corte Inglés de Nuevos Ministerios.

- Por dios, ¡qué acabe este suplicio ya! – rogó Luis mirando al cielo a la vez que seguía a Estela por la calle Zurbano dirección al Paseo de la Castellana, ya que encima su chica sugirió ir dando un paseo.

Nada más llegar la pareja entró a la zona de hombres de El Corte Inglés, Luis sintió la necesidad de separarse un rato de Estela y la propuso que mirasen por lados diferentes para ver lo que había en la tienda con más rapidez. A su chica le pareció bien y se marchó a recorrer la parte derecha de la tienda, mientras que a Luis no le quedó más opción que tomar el camino de la izquierda. Durante su repaso aprovechó a descansar un rato en la zona de calzado y se sentó. Era su primer momento de paz del día, pero enseguida volvió a su cabeza la extraña frase y comenzó su obsesión, así es que decidió retomar la búsqueda del regalo del padre de su novia para mantener la mente ocupada en otra cosa.

-Una camisa…nada muy típico, corbata, peor… ¡anda unos gemelos a lo mejor no le vienen mal! – divagaba Luis según andaba sin rumbo por la sección de caballeros.

De repente se encontró con una vitrina dedicada a accesorios de piel y se quedó unos minutos mirándola hasta que una dependienta le llamó la atención.

-¿Le puedo ayudar en algo, señor?- preguntó una joven.
- Sí, sí, me puede decir el precio de…. – contestó Luis mientras levantaba la vista hacía la dependienta, pero se quedó sin palabras. Era la chica del metro, no se lo podía creer y su cara de sorpresa provocó una sonrisa en la joven que le comentó si le sucedía algo. Luis no podía articular palabra hasta que se le ocurrió decir: “Sav ednod rop serim euq y odnum le rop ogeic sav euq”. Ahora la cara de sorpresa era de la chica pero su reacción fue distinta a la de Luis. Cogió un papel, escribió en él, se lo pasó a Luis, y se marchó.
Cuando Luis volvió en sí leyó la nota y no dudó ni un minuto en llamar a Álvaro.
-Tío, siento despertarte, pero es importante. Es por lo de ayer, la chica del metro y su frase…Tengo que hacer un asunto y necesito que me acompañes…



El todo, próximamente.....

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